jueves, 17 de marzo de 2011

ALGUNOS HAIKUS DE 1ºB

Aquí iremos colgando algunos haikus vuestros:

- Celia Martínez (1ºB):

En primavera
los árboles florecen
el viento sopla.






- Eva Vidal (1ºB):

Y cae la lluvia,
apaga las sonrisas
relaja el alma.






            - Noé Vizcaya (1ºB):

              ¿Vendrá la ola
              que destruyó Japón?
              ¿Es culpa nuestra?

                         ***

                 La tierra llora
              las nubes se lamentan,
                devastación.

miércoles, 16 de marzo de 2011

ALGUNOS HAIKUS DE 1ºA

Aquí podéis ver ya algunos de los haikus que hicisteis:

En la ciudad llueve
y resplandecen
los techos de teja.
(David Barbosa, 1ºA)

Amanecer
estampa hermosa y bella
que dura poco.
(Iria Laura Garrido, 1ºA)


En primavera
flores blancas que lloran
en la mañana.
(Talía Angulo, 1ºA) 

 

En el silencio
es donde se escucha
lo que es importante.
 (Antía Herrero, 1ºA)


Por la mañana
claros entre las nubes
mirando el sol.
(Patricia Barreiro, 1ºA)

Junto a su amor
en el frío desierto
busca calor.
(Icía Fernández Bouzón, 1ºA)




martes, 1 de marzo de 2011

MICRORRELATOS DE 1ºB

FOTO DEL OJO EN LA CERRADURA
NOÉ VIZCAYA (1ºB): DECEPCIÓN
Un día, mirando por el ojo de la cerradura de la puerta de entrada a una casa, me encontré con un lugar maravilloso, tan maravilloso que no podría describirlo. Todos los días, al salir del colegio, me paraba cinco minutos a mirar a través de aquella cerradura que me había hechizado y que me permitía disfrutar de aventuras inimaginables. Pero en una ocasión, cuando me acercaba hasta allí después de acabar las aburridas clases, vi un cartel que ponía: "Se vende". Cuando llegó el día de la venta de la casa, pasé por allí a ver de nuevo por el ojo de la cerradura, pero ese lugar ya no era maravilloso. Desde ese día creo que, cuando hay personas que habitan una casa, las casas dejan de ser maravillosas.

AARÓN SÁNCHEZ (1ºB): YO DECIDO
He perdido la cuenta del tiempo que llevo encerrado en esta triste habitación sin ventanas. Estoy solo con mis pensamientos y con mis ideas. Mi única ventana al mundo es la cerradura de la puerta por la que entré pero por la que nunca salí. Siempre me pregunto cómo llegué aquí, pero por más que pienso, no encuentro respuesta. Lo único que sé es que tengo miedo de volver a salir, aunque no va a pasar, porque yo tengo la llave.

CELIA MARTÍNEZ (1ºB): ¡NO MIRES!
Mientras su padre se desplomaba en el suelo, él miraba a través de la cerradura, y una lágrima resbalaba por su dulce mejilla.

EVA VIDAL (1ºB): LA CERRADURA
Estaba encerrada en aquella habitación, entre cuatro paredes. Era de noche. Pasaba el tiempo y no paraba de ver por la cerradura. Todo estaba oscuro. Mi ojo se quedaba negro y sombreado. Transcurría el tiempo lentamente, pero para mí eran horas y años. Por mi cabeza pasaba toda mi vida y me arrepentía de cosas que nunca había hecho. “La vida es muy corta para desaprovecharla”, pensaba todo el rato. Después, decidí permanecer en silencio, ahogado por mi miedo y mi agonía. Y allí quedó toda mi vida.

MIGUEL SOTO (1ºB): SU INTERIOR

Soy un niño muy miedoso pero a la vez curioso, y me encanta el misterio. Me llamo Carlos y siempre me ha invadido un escalofrío e intriga al ver el armario de mi habitación. No sabía ni qué guardaba ni para qué servía; desde luego, para la ropa no, porque esta permanecía perfectamente estirada en los cajones de una gran cómoda. Tampoco mis padres me lo dijeron nunca. Un día, pegué mi ojo en la cerradura del armario, pero era tan grande la oscuridad que no se distinguía nada. Intenté encontrar la llave, pero no sabía en qué lugar se encontraba. Una noche, mientras dormía, mis padres entraron en la habitación y yo me desperté, pero me hice el dormido. Era mi oportunidad de saber lo que había en su interior. Cuando abrieron el armario  encendieron una luz tenue dentro. Se metieron en él y después de un rato, salieron, pero la luz, por descuido quizá, quedó encendida. Al marcharse ellos de mi cuarto, y tras asegurarme de que estaban lejos, me levanté rápidamente, miré por la cerradura…y me quedé traumatizado, pues mejor es vivir sin saber, que saber y sufrir.

- MARÍA VILAS ÁLVAREZ (1ºB): EL OJO FELIZ
Escuchó un llanto al otro lado de la puerta y a través de la cerradura, vio a su madre mecer a su hermanita que acababa de nacer.
                           FOTO DE LA CASA

ANXO LORENZO ESMERODES (1ºB): ESPEJO NEGRO
No tenía el más mínimo interés en saber nada de la vieja mansión del Espejo Negro en la que habitaron los Gordon hace treinta años; sin embargo, algo me atraía. Ocurrió una tarde-noche del 26 de octubre de 1994. Era lunes. Por aquel entonces yo tendría unos diecinueve años; aún era un mozuelo. Decidí ir allá, a la mansión, con algunos amigos a fisgonear en los jardines o a intentar entrar en la casa y hacer alguna trastada. Perdón, no me había presentado antes; me llamo Wilfred y yo mismo, lo reconozco, soy un alocado; bueno, lo era porque ahora tengo treinta y seis años, y ya soy más tranquilo que a las diecinueve, sin comparación...
Bueno, iré al grano... Cruzamos (o más bien, saltamos) la enorme valla de madera que rodea aquella siniestra y espeluznante casa. John y Malcolm se quedaron merodeando por el jardín, mientras que Carl y yo tiramos la puerta abajo de una patada y casi me muero de espanto al ver todo aquello tan espeluznante y terrorífico. De repente, y visto y no visto, se hizo de "noche". Pongo esto último entre comillas porque no se hizo de noche en realidad, sino que unas nubes muy oscuras (las más oscuras que nunca había visto hasta el momento) cubrieron el cielo y aquello resultaba como si hubiera anochecido. De pronto, una extraña aurora apareció ante nosotros y me dije: "No puede ser, ¿fantasmas?" Y sin darme tiempo a pensar en más posibilidades, otro fantasma surgió por detrás con un hacha y le cortó la cabeza a Carl. Me quedé petrificado. Sin saber cómo, reaccioné y escapé de allí a toda velocidad. Al salir de la casa vi un horroroso espectáculo. Vi a John y a Malcolm colgados por el cuello de la rama de un árbol del jardín. Claro, estaban muertos también. Y un charco de sangre regaba la hierba del jardín. Salí de allí a todo correr. Me alegraba salir de allí con vida, pero aquel recuerdo perturbaría mi salud mental para toda mi vida. Me reflejo todos los días en un espejo negro.

NOÉ VIZCAYA (1ºB): LA CASA DEL SEÑOR PETER, NADA MÁS.
Al pasar por la casa del señor Peter, siempre me quedaba mirando lo grande que era. Lo que más destacaba es que parecía una casa habitada por monstruos. Un día, jugando con mis amigos, la pelota cayó al jardín del señor Peter. Al entrar en él para cogerla, estaba aterrorizado. Me parecía oir pasos, notaba que algo me cogía por los tobillos y me impedía avanzar... pero era mi miedo el que me causaba esas horrorosas sensaciones. Cuando ya había recogido mi pelota y ya estaba saliendo del jardín, el señor Peter me agarró y me condujo dentro de la casa. Me invitó a tomar algo y me sonrió; no podía dejarme ir sin que yo aceptara su invitación y escuchara su historia... estaba tan solo... Desde ese día sé que las apariencias engañan.

MARÍA VILAS (1ºB): LA CASA DEL TERROR.
La casa del terror está rodeada por fantasmas. No vayas allí, que te arrancarán el alma.

EVA VIDAL (1ºB): LA CASA MISTERIOSA
Como todos los años, en la noche de Halloween íbamos a pedir por las casas del pueblo vecino. Este año cambió todo muchísimo pues había un montón de casas nuevas. Fuimos a pedir con la esperanza de obtener un buen botín, pero resultó un desastre, porque la gente fue muy tacaña este año y apenas nos dieron algo. Cuando ya nos íbamos a dar por vencidos, encontramos una casa muy misteriosa, con nubes oscuras por encima de ella, y con una música malévola que se escuchaba con mayor claridad según nos aproximábamos a ella; parecía una casa de cuento. Llamamos al timbre, pero nadie nos abrió, solo se escuchaba reír dentro. Junto a la puerta había colgada una llave en un gancho. Con ella pudimos entrar y vimos que estaba vacía. Tenía muchas habitaciones. Todos empezamos a cotillear por ahí. Sabela encontró un botón que ponía “invisibilidad y borración”. Le dio, sin pensar en lo que podía suceder, y de repente, la casa desapareció, y con ella, se borraron las nubes oscuras, la música tétrica, las risas… Nosotros estábamos allí, en medio de un lugar donde toda nuestra fantasía desapareció.

- AARÓN SÁNCHEZ (1ºB): LA EXTRAÑA CASA.
No sé cómo pero me había dejado convencer por "mi mejor amigo".Entré en aquella casa abandonada casi en ruinas ya. Hacía frío, todo estaba oscuro y las ramas secas de los árboles del jardín chocaban contra las ventanas.
Subimos por unas escaleras que crujían. Al llegar a la planta alta, oímos un ruido terrorífico y echamos a correr escaleras abajo. Salimos al jardín; mi amigo me seguía. Cuando lo atravesamos, me volví y mi amigo no estaba conmigo. En ese instante se encendió una luz en la casa, que iluminó el jardín y fui al cementerio, como si algo tirara de mí hacia aquel lugar. Entonces vi una lápida en la que ponía el nombre de mi amigo. Grité y me marché de allí. Nunca más supe de él.

MIGUEL SOTO (1ºB):   LA CASA EMBRUJADA

Soy curioso y me apasiona la intriga, al igual que a mis amigos. No sabíamos por qué, pero la casa del señor Sheen (fallecido la semana pasada) nos daba mala espina, pues todos los viernes a las doce de la noche se iluminaba misteriosamente la ventana superior derecha. Un día hicimos una apuesta para ver quién se atrevía a entrar en ella.  El viernes siguiente mis amigos y yo nos adentramos en la misteriosa casa. Subimos al segundo piso (en el primero no encontramos nada) y llegamos  a la famosa habitación de donde provenía luz. Esperamos un poco asustados cinco minutos hasta las doce. ¡No ocurría nada! Nos fuimos desilusionados de la casa y ya en el jardín, un horroroso estruendo hizo que nos diésemos  la vuelta. Dedujimos que habían tirado petardos y que lo había hecho Pedro ( nuestro “enemigo”, que también había hecho la apuesta) para amedrentarnos un poco. Pasamos una buena aventura nos ayudó a confiar más unos en otros. Y no sé por qué, pero tengo la sensación de que, a pesar de todo, la casa nos seguía dando mala espina a todos y teníamos ganas de volver allí para resolver el auténtico misterio.